A penas tres días de incertidumbre, de sueños que no tardaron en derrumbarse, de noches largas. Y acabó.
¿lo notas?
¿lo recuerdas?
Es el amor. La ilusión. El desamor. El desgarro. El dolor.
Por ese orden.
Es algo que tú mismo desterraste.
Lo has vuelto a probar. ¿Qué tal sabe?
¿dulce?
¿amargo?
¿ambas dos?
No respondas. Conozco la respuesta.
El corazón latiendo deprisa. La repentina obsesión por tu imagen. El sudor. El miedo. La ilusión. Y todas esas cosas que no pueden describirse…
Después de tanto tiempo, vuelves a enamorarte.
No lo buscaste. Nadie tiene la culpa. Sencillamente ocurrió.
¿Qué vas a hacer ahora?
No respondas.
No lo sabes.
Te diré lo que ocurrirá, atento:
1º Pasará el tiempo.
2º Lo olvidarás.
3º La noche del sábado 21 y lo que sentiste después quedará lejos.
4º Volverás a desterrar el amor.
Y así hasta que vuelvas a conocer a alguien que te haga revivir esa sensación. Pero no acabará bien. Probablemente ni empezará.
Y volveremos a empezar. Otra vez.
Que te sirva de lección.
Ahora sabes lo que te falta, eso que buscas.
Amor. No sexo, ni fama, ni dinero.
No.
AMOR. Eso necesitas.
Amor.
Amor…
"La vida son ironías en forma de capicúa. Y más tarde o más temprano, todo vuelve a un punto inicial, como un dibujo en forma de perverso lazo. La meta se parece al punto de partida, y lo del medio es sólo un camino que sirve para que, al final, comprendamos el inicio".